Según el diario La Vanguardia, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa planearon escribir una novela juntos durante los años 60. El tema escogido para tamaña empresa habría sido la guera entre Colombia y Perú entre los años 1932 y 1933. García Márquez sería el encargado de escribir los capítulos localizados en Colombia y Vargas Llosa lo que tuvieron lugar en Perú.
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Este hallazgo se ha descubierto gracias a los archivos que conserva la Universidad de Princeton (Nueva Jersery, EEUU) enviadas por García Márquez a Llosa, en los que detallan sus planes para este proyecto tan especial. La idea salió del peruano, cuando en 1967 se muda a vivir a Barcelona le escribe una carta a su amigo en la que le detalla los últimos pormenores de la publicación de Cien años de soledad, en la que realizó un cambio de última hora en una escena del burdel; “La coincidencia del burdel –prosigue– me ha inspirado una idea que tarde o temprano tendremos que llevar a cabo tú y yo: tenemos que escribir la historia de la guerra entre Colombia y el Perú. En la escuela, nos enseñaron a romper filas con un grito: ‘¡Viva Colombia, abajo el Perú!’”
Ese mismo año, Llosa se ve convencido de la idea y le escribe “...cuánto me alegra que te guste la idea del libro a cuatro manos. A mí me parece fascinante, y creo que difícilmente se puede concebir una fábula más inverosímil y desternillante que este esperpento histórico. La posibilidad de dinamitar la patriotería convencional es sencillamente estupenda. Hace muchos años tengo la idea en la cabeza, pero me negaba a ponerla en práctica mientras no encontrara un cómplice peruano, porque de estemodo la traición es completa, por partida doble, y simplemente sensacional (…) Hay que tratarlo con la tranquila objetividad de un reportaje, con recursos y técnicas puramente periodísticos, y con una seriedad y una abundancia de datos que dejen a los mojigatos clavados a la pared. Yo haré toda la historia del lado de Colombia y tú la del Perú. Prácticamente, lo único que tendremos que hacer en común es el cotejo de algunos episodios, para que no haya contradicciones.
Una obra que nos hemos perdido, pero que sólo imaginarla ya no llena.
